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Emprender en República Dominicana: El éxito es la excepción, no la regla.

  • Foto del escritor: Luis Molina
    Luis Molina
  • 26 abr
  • 3 Min. de lectura

Emprender en República Dominicana: El éxito es la excepción, no la regla

Por: Luis E. Molina


Emprender es un acto de fe. Y en República Dominicana, esa fe se pone a prueba más de lo que imaginamos.


Si existe alguien autorizado para dar consejos sobre emprendimiento, es quien ha fracasado muchas veces. Y yo —sin miedo a admitirlo— pertenezco a ese grupo.

La narrativa común dice que si inicias un proyecto, con suficiente trabajo y disciplina, llegarás directo a la meta. Pero la realidad dominicana nos enseña algo muy distinto: el sistema entero parece diseñado para que fracases.


Sé que esta afirmación incomoda a muchos, especialmente a quienes creen firmemente que todo se logra con trabajo duro. Sin embargo, no vivimos en Estados Unidos ni en una sociedad meritocrática desarrollada. Vivimos en un país donde el éxito muchas veces depende más de los contactos, los momentos oportunos y el azar que del esfuerzo continuo.


He lanzado múltiples emprendimientos. En la mayoría he fallado. Y no siempre por falta de dedicación o estrategia. Muchas veces fue el contexto, la estructura social y cultural, y la misma falta de oportunidades reales lo que empujó los proyectos hacia el abismo.


Debemos entender que también es muy difícil lograr el éxito en la República Dominicana porque hay pocas referencias. Me he dedicado a estudiar casos de los principales empresarios y emprendedores dominicanos, y básicamente cuentan la historia a medias o se basan en anécdotas o enseñanzas, pero no explican los ejemplos concretos ni los verdaderos caminos que siguieron. Por ejemplo, estudié los casos de Don Pepín Corripio, un gran emprendedor, pero que de su éxito empresarial poco cuenta. Nos habla de valores y trabajo, pero no expone detalles clave de su trayectoria profesional.


Otros casos también terminan siendo historias a medias. Existen pocos libros que relaten los verdaderos obstáculos y procesos. Además, el ambiente comercial dominicano está plagado de distorsiones no escritas, reglas informales que no aparecen en ninguna ley ni en ningún manual, pero que condicionan la realidad de los negocios.

Claro, existen escuelas como Barna que estudian casos de éxito, pero principalmente de otros países.


Cuando buscamos entender el modelo dominicano, nos encontramos con una pantalla de humo que oculta —casi religiosamente— la “fórmula de la Coca-Cola”.


Estudié casos emblemáticos: Rafael Corporán de los Santos, Luis Marino López (fundador de Adrian Tropical), entre otros. En todos los casos, encontré una historia visible… y otra oculta.


Siempre hay detrás un golpe de suerte, una ayuda silenciosa, un patrocinador inesperado.

Claro, siempre aparecerán ejemplos de éxito genuino. No todo está perdido. Pero son la excepción, no la norma. Y si uno se sienta a hablar sinceramente con los que triunfaron, la mayoría admitirá —siendo honestos— que no todo fue fruto del trabajo duro. A veces fue un momento. Un contacto. Una oportunidad que otros no tuvieron.


En República Dominicana, emprender no sólo significa luchar contra el mercado. También significa enfrentar la cultura de la zancadilla:


  • Amigos que te apoyan de frente y te sabotean a la espalda.

  • Familia que, por miedo o envidia, preferiría verte fracasar que verte avanzar.

  • Una sociedad donde el éxito ajeno muchas veces despierta más resentimiento que admiración.



Mi consejo no es que no emprendas. Es que lo hagas sabiendo la verdad. Sabiendo que el fracaso es la regla y el éxito, la excepción. Sabiendo que necesitarás más que talento: necesitarás paciencia, resiliencia, aprendizaje constante, y sí… un poco de suerte.


Emprende. Pero no te engañes: no basta con quererlo mucho. Y no temas fallar. Porque en este país, como en la vida, fallar es parte del verdadero camino.



Emprender en RD no es un camino recto ni fácil. En un país donde el sistema parece hecho para que fracases, el éxito es la excepción, no la regla. Emprende, pero sabiendo que necesitarás paciencia, resiliencia… y un poco de suerte.


— Luis E. Molina



 
 
 

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