
Lo peor de la gente mala es que no sabe que lo es
- Luis Molina
- 3 jun
- 2 Min. de lectura

"Lo peor de la gente mala es que no sabe que lo es" Por Luis E. Molina
Una de las cosas que más me ha sorprendido —y preocupado— siempre, es la cantidad de personas malas que hay en el mundo que no se dan cuenta de que lo son. O peor aún: deciden convencerse de que no lo son.
No hablo de villanos de novela. Hablo de gente común. Gente que camina entre nosotros, que dice “buenos días”, que sube frases de autoayuda a sus redes, que paga impuestos, que va a la iglesia, que sonríe en las fotos... y sin embargo, es profundamente egoísta, envidiosa, oportunista o cruel.
Si lo pienso bien, de cada 10 personas que conozco, 7 tienen una maldad activa. Y la otra, aunque parezca buena, también tiene algo de sombra. Esto no es una exageración: es una constatación que me ha dolido aceptar, pero que el tiempo y la vida confirman una y otra vez.
El problema no es que exista la maldad. El problema es que hemos aprendido a disfrazarla, justificarla, incluso a celebrarla con nombres como “éxito”, “astucia” o “supervivencia”.
Ahora bien, si el mundo no ha dejado de rodar, si todavía queda algo de esperanza, es por la gente buena. Que aunque son pocos, lo empujan y lo hacen funcionar.
Esta gente buena también tiene defectos, como todos. Tienen su lado oscuro, su egoísmo, su cansancio, sus frustraciones. Pero lo malo que tienen es tan poco —o lo tienen tan bien controlado— que no los domina. Y por eso, cada día, hacen del mundo un lugar un poco más habitable.
Fíjense ustedes en lo que el ser humano se ha convertido en este siglo. Fíjense en cómo tratamos al planeta, a los animales, a los niños, a los débiles, al prójimo. Fíjense... y verán.
O mejor no. No se lleven de mí. No miren nada. Viva usted tranquilo. No se entere de nada. Que a veces, saber la verdad... solo amarga la vida.
Y me dirán: “Entonces, ¿vives amargado, viendo todo lo malo y nada bueno que hay?” Pues no. Todo lo contrario. Lo poco bueno que veo, me aferro a ello con toda el alma. Por eso tengo pocos amigos. Por eso me relaciono con un grupo de gente que he seleccionado con pinzas, en medio de este lodazal.
¿Y cómo yo sé todo esto?
Porque dentro de mí también hay maldad.

Comments