
No todas las Opiniones Importan
- Luis Molina
- hace 11 minutos
- 2 Min. de lectura

No todas las opiniones importan
Por Luis E. Molina
En el mundo de las redes sociales —y mucho antes también— siempre ha existido la creencia de que cualquier opinión importa, amparado en el derecho de la libre expresión. Pero nada más alejado de la realidad, porque en el mundo de los shorts de 10 segundos tú no te puedes formar una opinión.
Cada día observo más opiniones de personas sobre temas que no tienen la menor idea y que solo les sirven para demostrar su estupidez. El hecho de que en Instagram, Facebook, YouTube o TikTok haya espacios para dejar comentarios les ha dado derecho a muchos a exhibir su ignorancia. Más allá de la vergüenza que pasan y del sentido de ridiculez que los embarga, lo más importante de esto es que causan daño a los demás. Ese daño es la información sin sentido que promueven, sin saber si es verdad o no.
Lo vemos: escriben y escriben todo aquello que les venga a la mente sin detenerse a pensar.
Cuando yo era joven, mi padre siempre trató de tener para nosotros información. En mi casa había miles de libros, y entre ellos estaba la enciclopedia Time Life, la enciclopedia dominicana y otras muchas que no recuerdo más. Allí empecé a devorar libros y obtener información. Yo me considero un lector muy avisado, pero algo se me quedó.
Sin embargo, ahora que todo es más fácil, que la información está a un clic, donde puedes acceder a millones de libros, videos, documentales, hasta películas, la gente es más tonta porque es incapaz de interpretar lo que ve. El problema es de interpretación.
Entonces creemos que nuestras opiniones importan solamente porque se nos ocurre decir algo. Y así nos volvemos multitasking: creemos saber de todo y que podemos opinar sobre cualquier cosa. Es algo sorprendente y preocupante, pues vemos cómo opinamos de cualquier tema, sepamos o no. Es una opinión que nos vuelve físicos nucleares y también agricultores a cielo abierto, sin nunca haber pasado por ninguno de estos dos espacios en la vida real.

No me estoy refiriendo a cuando uno comete un error —porque yo mismo he sido víctima de la desinformación—. Pero, lamentablemente, en la época en que todo el mundo puede hablar cualquier tontería, todo tiene que verificarse. Y hoy más que nunca es importante saber verificar la información.

Aquellos que creen que ChatGPT puede pensar por ellos, les tengo la mala noticia de que hasta este programa comete errores, errores que ustedes pueden constatar. No han sido pocas las veces que le he preguntado a ChatGPT algo cuya respuesta ya conozco, y me la ha contestado mal. Porque recuerden, señores: la capacidad de pensar, de analizar, no se puede delegar a un niño que vive en Silicon Valley programando una computadora sin ningún tipo de base moral.

Comentários