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Perdon, Olvido y Arrepentimiento.

  • Foto del escritor: Luis Molina
    Luis Molina
  • 11 feb
  • 4 Min. de lectura

“El presente articulo fue publicado en el 1998 en el periódico Listin Diario, mi forma de pensar es la misma después de todos estos años”

 

 

ASUNTOS DE HOY

 

Perdón, olvido y arrepentimiento

LUIS E. MOLINA

 

EXISTE una amplia relación entre el perdón, olvido y arrepentimiento, quizás simplemente los tres sean las bases para conjuntamente con la hi- pocresía, ser el sostén de la mesa de la mentira.

 

Siempre vi el indulgente y misericorde perdón como una patente de corso mediante la cual aquellas personas que la obtenemos continuamos infringiendo daño sin temor de pagar por el precio que ponemos a nuestras vidas.

 

Por su parte, el arrepentimiento es el arma que empleamos para lograr el perdón y el olvido, la forma en que lo concretamos.

 

Claro está que no pudiéramos convivir sin estas tres representaciones del comportamiento humano, sin embargo, es una realidad que el empleo medaláganario que realizamos de estas, no nos permite librarnos de males ancestrales que se protegen y esconden tras la vida misma.

 

La gran verdad del comportamiento humano es todavia un misterio. Todos los grandes imperios usan como la base principal para la construcción de su poder, el olvido de las personas, que no ven que estas acciones dictatoriales e injustas son una repetición de las antes realizadas por sus antecesores.

 

Desde lo más remoto de la antigüedad, los hombres se han asesinado unos a otros, en una interminable cadena de destrucción construida por medio del perdón gracioso, que la perpetua en el tiempo y en el espacio.

 

En los tiempos modernos, grandes propagadores de la mentira, han pedido perdón excusándose de su compor- tamiento mientras enarbolan la bandera del arrepentimiento, empleando su camaleónica hipocresía hasta limites insospechados.

 

A nadie parece interesarle pagar el precio, nadie se siente culpable, todos somos inocentes, pareciera que la expresión: "lo siento" fuera suficiente, para olvidar la muerte, dolor y destrucción que infringimos a nosotros y a la madre tierra.

 

Esta gran desidia no solamente se ve en los dirigentes, sino en pueblos completos, como aquellos que no enfrentan su realidad.

 

Dirigentes y dirigidos, tratan de por medio del arrepentimiento obtener el perdón y su inevitable secuela conocida como: "el olvido".

 


Este articulo fue publicado originalmente en el periódico Listin Diario en el 1998. Hemos aprendido tan poco. Es una lástima ver lo que somos el día de hoy.
Este articulo fue publicado originalmente en el periódico Listin Diario en el 1998. Hemos aprendido tan poco. Es una lástima ver lo que somos el día de hoy.

 

Este odio ancestral ha encontrado en la religión una excusa que sirve para esconder la verdadera realidad, empleando la mentira como escudo para evitar ver que realmente lo que se busca es proteger intereses meramente económicos en algunos casos e intereses inmenciobles -en otros-.

 

Claro, que el ser humano hasta ahora ha logrado salirse con la suya, se siente libre en la tierra que les robamos a las demás especies que ellas habitan, nos creemos los reyes de la tierra, cuando realmente somos esclavos de ella.

 

Sufrimiento y dolor, es lo que le infringimos y esto inevitablemente es lo que recibiremos.

 

La muerte y terror que ancestralmente nos hemos acostumbrado a infringirnos continua y se transforma, adoptando ejemplos lejanos y no tan lejanos, como los bosnios que imitan con su gran odio racial y sus campos de concentración, a los más grandes representantes del nacional socialismo de la Alemania Nazi.

 

Así en la cuna del mundo, vemos como al lado de Francia y Alemania, y a medio siglo de aquellos aterradores hechos encabezados por Adolfo Hitler, se ve como Milosevic, continua su obra en una lucha en Kosovo, en la antigua Yugoslavia, con ejemplos tan similares a los de aquel hombre que le prometio a los alemanes, un reino que duraría mil años.

 

Pero América no se queda atrás y aunque con mayor prudencia y consideración, tan superior como su destino, nos presenta como los dictadores sudamericanos, como Augusto Pinochet, piden en el nombre de la democracia el olvido de sus actuaciones, cuando la reconstrucción de la unidad nacional nunca será completa, si en ella media el olvido impune que otorga el perdón.

 

Estas palabras buscan llamar la atención hacia que la construcción del país que queremos solamente se logrará cuando todos los seres humanos afrontemos el dolor que por años transformados en siglos hemos provocado a nuestros hermanos.

 

La construcción de una vida nueva no se puede lograr si los cimientos son el olvido que un falso arrepentimiento busca, tiene que ser sobre la base de que cada uno de nosotros pague el precio que realmente cuesta.

 

Los palestinos e israelistas, podrán hacer todos los pactos que deseen, los chilenos podrán en nombre de la democracia sembrar la semilla de la impunidad, mientras los serbios y bosnios, se escudan en la OTAN para seguir con su lucha. Pero todo esto será inútil, pues tratarán de lograr sus propias metas usando como base un material tan débil que como un castillo de naipes se desmorona y se escapa de entre nuestras manos como arena.

 

Los que como los banqueros suizos que se confabularon con el Tercer Rich en su impune lucha, y sin pensarlo libres e impunes, se opondrán a este necesario ajuste de cuentas que el mundo necesita, dirán que no se deben abrir heridas ya cerradas, que ya no queda a quien cobrar.

 

A ellos les doy mi respuesta, no se trata de una cacería de brujas, sino más bien un reconocimiento y pago de la culpa que todos tenemos.

 

A aquellos dictadores debe de tocarles la cárcel, a aquellas naciones el castigo y el pago de su deuda con ellos mismos y la sociedad en conjunto, que son los que están llamados a exigirle una rendición de cuentas.

 

Si el Chile tiene que pagar su Pinochet, los alemanes deberán hacer lo propio con su Hitler, como nosotros con nuestro Trujillo y los bosnios con su Milosevic. Todos ha- bremos de cobrar y pagar para poder empezar.

 

EL AUTOR ES ABOGADO.



 
 
 

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