
Predicando la Moral en Calzoncillos
- Luis Molina
- 9 mar
- 4 Min. de lectura
Predicando la Moral en Calzoncillos

Predicando la Moral en Calsonsillos .
Por: Luis E. Molina
Todos los que hemos tenido el privilegio de tener un padre presente, responsable y serio como el mío, nos vemos influenciados por su comportamiento y su forma de pensar.
Porque mi padre fue lo que algunos creen que son los políticos obsesionados con el poder: mi “líder, mentor y guía”.
Porque este país siempre ha vivido en la mentira, y ahora más que nunca, donde nuestros dueños se comportan como bestias, queremos vivir como en una selva sin orden natural.

Mi padre siempre me decía que debía hacer lo que él “hacía”, no necesariamente lo que “decía”, porque en la vida es lo que se hace, no lo que se dice.
Parecerá contradictorio, pero él siempre le “seguía la corriente” a las personas, pues solo tenía tiempo para la oración, Dios, sus hijos y nietos, porque estaba claro que este país no quería cambiar y que, desde su punto de vista, él hizo su contribución.
Ojo, no es que no fuera honesto, pero sabía que perdería su tiempo tratando de convencer a aquel que no quiere ser convencido, porque siempre me decía: “La verdad es una y brilla como el sol”.
Como yo tengo el catálogo total de los defectos que un ser humano pueda tener, sé cuando tengo algo bueno, y esto es que soy una persona de más o menos bien, cosa que la mayoría no puede decir frente al espejo sin faltar a la verdad.
He entendido que las personas (y me incluyo a mí, porque aspiro a ser una persona) no queremos más que ver lo que nos conviene y vivimos en la negación absoluta de la verdad.
Miren a nuestros amos (Estados Unidos y sus lacayos de Europa), cómo nos dicen una cosa y hacen otra. Su última joya es que quieren que el mundo pague con una guerra en Europa que no existe, una razón sólida de por qué ser.

Porque no existe una razón en este momento para esa matanza que quieren imponer, pues Putin no es Hitler (hasta prueba en contrario). Recuerden que el “Führer” era alemán…
Si algo tiene Trump es que no pretende ser “bueno” como sus antecesores.
Te dice en la cara la verdad, te pinta el escenario peor para después lograr lo que realmente le interesa, sin pretensiones de superioridad moral.
Yo soy un pecador, no puedo ser líder de nadie, mentor solo de mi persona y guía solamente para mí y de manera parcial.
Nuestra doble moral es inmensa, y solo hablo de Occidente por lo siguiente:
Primero: porque soy occidental.
Segundo: porque no sé mucho de ninguna otra civilización.
Tercero: porque la única civilización obsesionada con imponer su modelo es la occidental.
Cuando los chinos traten de imponer el “chofán” como un dogma, los japoneses el “sushi” o los rusos el “vodka”, pues también diré que eso está mal.
En Occidente debemos parar la locura. Investiguen bien y vean cómo Alemania se rearma. Las últimas dos veces que estos se armaron terminamos en la Primera y Segunda Guerra Mundial.
Mi padre siempre trato con pinzas a Europa y a Estados Unidos, por que como conocio gran parte del mundo, sabía que existía otro mundo y que podíamos aprender de él.
El problema de Europa, al igual que el de Estados Unidos, no es la guerra, es el comercio y la descomposición social que impide mantener cohesionada a esa sociedad.
Todo lo que sube tiene que bajar, y en Europa les molesta que China tenga algo de “dinerito”, que hayan aprendido las reglas del “capitalismo” y estén recuperando el lugar que una vez Europa le quitó.
Al parecer la guerra es lo único que conoce Europa para la solución de su convivencia infernal, y fíjense que el mundo cambio y esa ya no es la solución.
Estoy y estaré del lado de la democracia, porque, como mi padre me decía: “La democracia es imperfecta, pero es el mejor sistema que existe para vivir en sociedad”.
No nos engañemos, no nos interesan los demás, porque somos crueles y tenemos que empezar a entender que el problema está (la mayoría de las veces) dentro de nosotros, pero lo somatizamos en los demás.
Si queremos sobrevivir al “nuevo Occidente” (bueno o malo), tenemos que construir una barrera de protección.
Dejen de buscar el norte en Europa o Estados Unidos, tampoco en ningún otro país, y concentrémonos en entender que, si no cambiamos, nos vamos a joder.

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